lunes, 17 de febrero de 2014

Ganar la guerra, ganar la paz


Hace un mes, me encontré, en la cartelería de mi muro de Facebook, un post del escritor Pedro Ugarte que subrayaba el siguiente párrafo de la novela Todo está perdonado: “Nunca te libras de la esperanza, tiene el caparazón demasiado resistente, se alimenta de cualquier cosa, se adapta a todos los medios, sabe defenderse de la agresión de la realidad o, al menos, ponerse a cubierto hasta que escampe...” Inmediatamente, pulsé “me gusta”, porque la metáfora remarcada por mi amigo Ugarte era tan oportuna, como certera. Había leído de Rafael Reig (Cangas de Onís, 1963) su última publicación, Lo que no está escrito, una trama alrededor de las relaciones de parejas, muy bien armada, que me gustó mucho. De manera que ambas circunstancias me impulsaron a la aventura de sumergirme en las páginas de la obra del asturiano que, además, venía con la vitola de ganadora del Premio Tusquets de Novela del 2010.

Todo está perdonado es una novela sorprendente, entre lo policíaco y la crónica negra. Rafael Reig reconstruye la historia reciente de España, a través de la trayectoria de la familia Gamazo, una de las estirpes privilegiadas del poder económico que ganaron la guerra y, treinta y cinco años después, continuan en la pomada de los triunfadores de la paz en la incipiente democracia. La historia arranca con el asesinato de Laura, hija y única heredera del rico empresario Perico Gamazo. La investigación del crimen sirve para que el narrador omnisciente que campea por el libro, reconstruya la historia de esta próspera familia que desarrolló su fortuna en la dictadura, y acude ahora, sin remilgos, a montar a sus hijos al carro de “La inmaculada Transición”, como la califica Reig, para no perder comba en las nuevas oportunidades que les brindará la democracia recien nacida. Con este inicio y un escenario, donde el fútbol, junto a la religión, vertebran el hilo narrativo y la estructura del libro, Rafael Reig teje una trama para mostrarnos la decadencia del antiguo sistema y la corrupción reinante, con clara intención crítica y de denuncia. La historia transita por un Madrid inundado: Atocha es un puerto, la Castellana, un canal y por el Prado se extiende un malecón. En el epicentro de estos acontecimientos, no falta la exaltación del deporte rey, como seña de identidad nacional, con diferentes episodios de la competición de la Eurocopa de futbol, que en ese año del 2008 se disputa en Austria. La iglesia vende las hostias consagradas en los supermercados de los barrios, y Gamazo ostenta la concesión de los envases de esta nueva mercancía que ha sido utilizada por el asesino para actuar y envenenar a su víctima.

Reig se vale del género policial para discutir lo que la sociedad discute, a través de la verdad y la ley. Sus investigadores, el exagente de inteligencia Antonio Menéndez Vigil y Carlos Clot, detective privado, están ahí para interpretar lo sucedido, y lo pueden realizar porque están fuera de cualquier institución, aunque extrañamente implicados. Toda una reflexión muy lúcida y atinada, un repaso desolador sobre la canalla imperante alrededor del capital: da igual los regímenes, quien manda es el dinero. En resumen: un retrato social e irónico de nuestra historia más reciente, cargada de sátira y sarcasmo.


Todo está perdonado es una novela original, brillantemente ideada y muy entretenida, en la que destaca una prosa aguda, sabrosa por su desparpajo, tan propia del escritor asturiano, que logra conectar con las voces de sus personajes.

Rafael Reig ha puesto todo su oficio en esta novela ambiciosa, rica en elipsis y en diálogos vivísimos, donde reina el humor, sin ocultar su visión caústica y un poco desesperanzada de la sociedad, en la que los que ganan la guerra, son los mismos que ganan en la paz.


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